Estrés hídrico

Sin titubeos

En la ciudad de Toluca están instalados tres grandes empresas embotelladoras de refrescos de la misma empresa, así como una que produce y embotella cerveza.

Es mucha agua que todos los días circula por esas empresas, donde, según los estándares mundiales, se destinan 2.5 litros por cada uno que se embotella, pero esa cantidad podría llegar hasta los 35 litros, de acuerdo con otras mediciones.

En México, 24 por ciento de los hogares no tiene agua todos los días y diariamente se desechan mil millones de litros de agua que, después de los procesos industriales, regresan a las cuencas y los acuíferos.

Justo cerca de donde se ubica una de las embotelladoras, los vecinos del fraccionamiento “El Olimpo”, se han quejado de manera recurrente por la falta de agua en sus hogares, inclusive han realizado manifestaciones para exigir el cierre de la planta industrial, pero hasta el momento sin resultados positivos para ellos.

Este tema se ha colocado en el ojo del huracán en nuestro país, por la crisis hídrica que sufren los habitantes de la zona metropolitana de Monterrey, pero que no es privativa de la región, sino que en muchas otras partes del país pasa lo mismo, en diversos grados, y que ha llevado a medidas drásticas como bañarse en la vía pública o robar las pipas repartidoras del líquido.

Según el Instituto de Recursos Mundiales, México es un país con relativa abundancia hídrica. Las fuentes oficiales lo catalogan como un territorio con grado bajo de presión sobre el recurso hídrico, en su promedio nacional.

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Sin embargo, al analizar las cifras con mayor atención, las mismas fuentes muestran que al menos 8 de las 13 regiones hidrológicas del país se enfrentan a grados de presión altos o muy altos.

En coincidencia con esto, fuentes internacionales como el ranking se países de Aqueduct 3.0, clasifica a México en el lugar 24 a nivel mundial, a partir de que 23 de sus 32 estados manifiestan estrés hídrico alto o extremadamente alto. Gabriela Morales, del Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas) 

Desde 2015 en la Zona Metropolitana de Monterrey se inició un ejercicio para detectar alternativas que incrementen el agua disponible y reduzcan la vulnerabilidad del sistema hídrico de la región, pero todo ha sido en vano.

La falta de lluvias ha puesto en evidencia la fragilidad de los programas y proyectos gubernamentales, porque las presas que abastecen a la región están vacías, literalmente.

Estados vecinos como Coahuila, Tamaulipas o San Luis, más preocupados por sus propios problemas de abasto de agua, no pueden ayudarles.

En Toluca no se han registrado situaciones de esa naturaleza por la cercanía con el Xinantécatl y del Sistema Cutzamala, sus principales proveedores del líquido; pero en el Estado de México tenemos el caso de la Quinta Zona, en Ecatepec, una región que alberga a más de 800 mil habitantes, donde el agua escasea con mucha frecuencia y en donde, además, se registra un fenómeno criminal, pues los delincuentes se roban el agua para luego revenderla a los vecinos.

Hay un problema adicional, pues los gobiernos no siempre toman en consideración las propuestas y advertencias de los científicos y ambientalistas y el desabasto del agua es un problema que ya nos alcanzó.

Hoy, ya no podemos hablar de estrés hídrico en nuestras cuencas, sino de agotamiento. No hay agua y el Valle de México está muy cerca de vivir los problemas que enfrenta la Zona Metropolitana de Monterrey. 

Quizá hayamos llegado al momento de cerrar las embotelladoras de la Zona Metropolitana del Valle de Toluca.

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